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Microservicios vs monolitos: Una batalla arquitectónica sin un claro ganador

by Hilario Villena

Cuando se trata de construir aplicaciones, uno de los dilemas más habituales y, a la vez, más complicados de resolver es cómo organizar y estructurar nuestro proyecto. No existe una receta mágica, y cada opción trae consigo sus ventajas y desventajas. En la esquina uno de los contendientes clásicos: los monolitos. En la otra, los vibrantes y cada vez más populares microservicios. La verdad es que no hay un claro ganador en esta batalla arquitectónica; todo depende del contexto, los objetivos y los recursos disponibles. A continuación, desglosamos estas dos aproximaciones para que puedas entender sus particularidades y tomar decisiones más informadas a la hora de diseñar tu próxima aplicación.


Microservicios y Monolitos: Dos enfoques diferentes para construir aplicaciones y entender sus ventajas y desventajas

Para empezar, es importante definir qué significa cada uno de estos términos y cómo se diferencian en su esencia.

El monolito es como una gran pieza de software en la que todo está integrado en un solo bloque: la interfaz, la lógica de negocio, el acceso a datos, todo en un solo proyecto o despliegue. Imagine una aplicación tradicional, donde todo funciona en conjunto y se despliega como una unidad. Es la opción más sencilla para comenzar, especialmente cuando el equipo es pequeño y el proyecto no es muy complejo. Es fácil de entender, armar y poner en marcha, ya que no requiere de una infraestructura adicional. Sin embargo, a medida que la app crece, los monolitos tienden a volverse pesados, difíciles de mantener y escalar, y cualquier cambio puede afectar a toda la plataforma.

Por otro lado, tenemos los microservicios, que representan un enfoque mucho más fragmentado y descentralizado. Aquí, la idea es dividir tu aplicación en pequeños servicios independientes, cada uno con su propia lógica, base de datos y responsabilidad concreta. Cada microservicio funciona como una mini aplicación que puede desarrollarse, deployarse y escalarse de manera autónoma. Aunque este approach facilita adentrarse en la escalabilidad y en la gestión de cambios específicos sin afectar toda la aplicación, también requiere una infraestructura más sofisticada. Se necesita gestionar múltiples servicios, garantizar una comunicación eficaz entre ellos, y contar con un equipo que entienda muy bien cómo hacer todo esto funcionar en conjunto.

En definitiva, los monolitos ofrecen simplicidad y rapidez inicial, pero pueden ser un lastre en proyectos grandes o en crecimiento. Los microservicios, en cambio, brindan flexibilidad y escalabilidad, pero también traen una serie de desafíos adicionales en la gestión y coordinación.


Ventajas, desventajas y cuándo escoger entre microservicios y monolitos: todo lo que necesitas saber para tomar decisiones inteligentes en tus proyectos de desarrollo de software

Elegir la mejor arquitectura no es una tarea sencilla, y muchas veces no hay una respuesta universal. La decisión depende de varios factores: tamaño del equipo, recursos, velocidad de innovación, expectativas de crecimiento y la complejidad del problema que estás intentando resolver.

Ventajas del monolito

  • Simplicidad de desarrollo: Gracias a que todo está en un solo proyecto, es más fácil comenzar y entender cómo funciona cada parte.
  • Menos infraestructura: Sin necesidad de gestionar múltiples servicios, la puesta en marcha y los despliegues suelen ser más sencillos y rápidos.
  • Rapidez en fases iniciales: Para proyectos pequeños o en fase de prototipo, un monolito puede ser la opción más eficiente.

Desventajas del monolito

  • Dificultad para escalar: Cuando la aplicación crece, montar nuevas instancias o modificar componentes específicos puede convertirse en una tarea engorrosa.
  • Mantenimiento complicado: Las modificaciones en una parte del sistema pueden afectar otras, dificultando el mantenimiento y la evolución.
  • Limitaciones en el desarrollo paralelo: Cuando el equipo crece, puede ser difícil que varias personas trabajen en diferentes partes del monolito sin conflictos.

Cuándo escoger un monolito

  • En proyectos pequeños o medianos donde la velocidad de lanzamiento y simplicidad son clave.
  • Cuando el equipo tiene menos experiencia en infraestructura y despliegues complejos.
  • Para prototipos o productos que no requieren una escalabilidad masiva desde el inicio.

Ventajas de los microservicios

  • Escalabilidad: Cada servicio puede escalarse de manera independiente en función de la carga.
  • Flexibilidad en tecnologías: Diferentes servicios pueden usar diferentes lenguajes o bases de datos, elegidos según cómo encajen mejor en su función.
  • Desarrollo en paralelo: Equipos diferentes pueden trabajar en distintos servicios sin meterse unos con otros.
  • Resiliencia: Un fallo en un servicio no necesariamente afecta a toda la plataforma si la arquitectura está bien diseñada.

Desventajas de los microservicios

  • Complejidad en gestión: Requieren infraestructura para la comunicación (APIs, colas, etc.) y para monitorear toda la red de servicios.
  • Sobrecarga en comunicación: La interacción entre servicios puede ser lenta o generar fallos si no se gestiona bien.
  • Mayor inversión inicial: Desde el diseño hasta la infraestructura, el trabajo y coste pueden ser mayores al comienzo.
  • Necesidad de equipos especializados: La gestión de microservices requiere conocimiento profundo en DevOps, despliegue automatizado y monitorización.

Cuándo escoger microservicios

  • En proyectos grandes o en crecimiento donde la escalabilidad y la flexibilidad son prioridades.
  • Cuando el equipo cuenta con experiencia en infraestructura y comunicación entre servicios.
  • Para sistemas que requieren alta disponibilidad y resiliencia.

¿La clave está en combinar ambos enfoques?

La verdad es que, en la práctica, la mayoría de las organizaciones terminan usando una combinación de ambas arquitecturas, dependiendo de las partes del sistema y sus necesidades. Muchas empresas comienzan con un monolito para validar su producto y, con el tiempo, dividen ciertos componentes en microservicios según vayan creciendo o necesiten mayor escalabilidad.

Este enfoque híbrido permite aprovechar lo mejor de los dos mundos: la sencillez y rapidez inicial del monolito, junto con la escalabilidad y flexibilidad de los microservicios. La clave está en evaluar cuidadosamente qué partes del proyecto se benefician de cada enfoque y mantener un equilibrio que no complique demasiado el mantenimiento y la gestión.


Conclusión

No existe una respuesta definitiva en la lucha entre microservicios y monolitos. Ambos tienen sentido en diferentes contextos y fases del desarrollo. Lo importante es entender claramente las ventajas y desventajas de cada uno, analizar las necesidades del proyecto y contar con un equipo preparado para gestionar la arquitectura elegida.

Al final, la decisión debe estar alineada con los objetivos a largo plazo, los recursos disponibles y la capacidad del equipo para mantener la infraestructura en marcha. En muchos casos, la mejor estrategia es comenzar simple, aprender rápido y evolucionar hacia una arquitectura más sofisticada cuando sea necesario. La clave está en ser flexible y adaptarse a las circunstancias de cada proyecto. ¡Y ahora, a ponerlo en práctica con criterio!

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